Quien es Vida Gaviria - Vida Contigo Podcast

Mar 13, 2023

 Hola Hola, te doy la bienvenida a este espacio que he bautizado Vida Contigo. Yo creo que es justo que el primer episodio empiece contándote quién es esta persona que está del otro lado. Pues brevemente voy a hacer este resumen y al mismo tiempo, te digo que probablemente esto se va a actualizar y va a cambiar en los próximos años o en los próximos meses, porque somos personas en construcción. 

 

Mi nombre es Vida. Así mismo como suena, como “la vida”. No es un pseudónimo, no es un nombre artístico, es mi nombre. Y la verdad es que se lo debo a la curiosidad de mis padres que alguna vez conocieron a una persona que se llamaba Vida, de origen iraní, o persa, como se llamaba antes, este país les gustó el nombre, y en castellano tiene significado.

 

Durante mi infancia y mi adolescencia no me gustaba mucho llamarme Vida precisamente por los comentarios que este nombre levantaba, sobre todo a estas edades. Pero ya luego, con el tiempo lo abracé y no solamente me identifiqué con mi nombre, sino que lo llevo con alegría y orgullo. Me encanta cuando las personas me preguntan ¿Vida?, ¿Realmente Vida?

 

Sí, mi nombre es Vida y no me parece casualidad que buscando alguna vez el significado del nombre en alguna de las explicaciones que encontré, porque he encontrado variadas, una de ellas decía que Vida quiere decir “la que enseña”. Así que me encantó y me quedé con eso; para mí, Vida quiere decir la que enseña. Y qué más alineado con lo que hago hoy en día, que es acompañar a las personas que están cuidando a otras, que están criando, que están acompañando a crecer a otras, a tener un espacio más consciente para que este viaje de la crianza se pueda volver todavía más disfrutado.

 

Yo creo que este deseo, está necesidad que luego se convirtió en lo que mucha gente llama hoy el “propósito” comenzó mucho antes de yo materializarlo en lo que ustedes quizás conocen como Modo Mamá. Creo que desde mi propia adolescencia ya yo veía en esta etapa un área de mejora que yo quería entender, comprender en la que yo quería también imaginarme del otro lado, siendo ya madre cuidadora, ¿Cómo lo habría hecho diferente?

 

En algún momento estudiando la biografía de una terapeuta familiar muy conocida que es Virginia Satín, encontré que ella decía, parece que decía, que de chiquita ella decía que de grande ella iba a ser detective de padres. Esto se parece un poco a lo que yo podía sentir, viviendo mi adolescencia yo de manera inconsciente, porque la verdad es que no lo tenía muy claro. Creo que desde ese momento se sembró en mí la semillita de “el día que yo esté del otro lado de las gradas, y a mí me toque ser cuidadora, ser madre, yo voy a poner especial empeño en hacerlo para que sobre todo, mis hijos, cuando estén transitando la adolescencia, entiendan que esta también puede ser una etapa rica disfrutada de contención, de conversación, de confianza”.

 

Así que con el tiempo, empecé a estudiar en la universidad, esto no estaba ni siquiera claro en mi camino todavía. Luego con los años, me hice mamá hace 21 años para el momento en que estoy grabando esto. Y en ese momento sí empezó a quedar como mucho más claro que yo quería compartir mi experiencia como mamá.

 

Tuve mis tres hijos, que ahora tienen 20, 17 y 15, y en algún momento me propuse hablar de estos temas públicamente. Habían empezado ya las plataformas digitales, existían muchísimas oportunidades de conversar de temas con personas que no estaban ni siquiera presencialmente contigo. Y así decidí entonces que esto se iba a convertir en una propuesta para un programa de radio o televisión.

 

Yo dije, yo quiero salir a conversar, a intercambiar, a compartir y a llevarle tranquilidad a las personas desde mi propia experiencia. Hasta ese momento, yo contaba con estudios de manera autodidacta, pero sobre todo, contaba con mi propia experiencia de maternidad, donde además se entretejía mi propia experiencia de hija.

 

Yo vengo de unos padres que en su momento, también fueron muy buscadores de información. Mi mamá, en algún momento incluso se convirtió en facilitadora de un programa que en los 70 se llamaba Programa Peces, que era un programa que acompañaba a las familias a criar hijos, efectivos, eficientes. No recuerdo exactamente el nombre, pero bueno, es un programa que de hecho creo que todavía existe.

 

Así que yo venía de un par de personas muy curiosas, muy dadas al estudio, el conocimiento, la investigación, a saciar esa curiosidad. Por lo tanto, para mí era bastante natural que si yo tenía curiosidad por algún tema, yo buscaba fuentes de información. Realmente construyo la propuesta para el programa de radio, para el programa de televisión y en ese momento digo, bueno, pero voy a empezar por lo que depende solamente de mí, porque lo otro no tenía que agotar un proceso. 

 

Y así entre  en el mundo de las redes sociales. Estamos hablando del año 2010 o 2011. No recuerdo exactamente. Yo todavía vivía en Caracas, Venezuela. Mis hijos estaban muy pequeñitos. Y ahí empecé en Twitter, a publicar contenido. Tenía una agenda en la que los lunes se hablaba de un tema, los martes de otro, los miércoles de otro. Me acuerdo que los miércoles eran de “Twitt-Revista”. Yo hacía unas entrevistas en Twitter donde yo twitteaba la pregunta, el invitado twitteaba la respuesta, yo la re-twitteaba, y luego todo eso lo transcribía y lo publicaba en el Blog. 

 

Fue una temporada muy rica porque me permitió acercarme a personalidades importantes en el mundo de la crianza, a educadores, a otros colegas padres que compartían su experiencia.

 

A partir de ese momento, en el que todavía las redes sociales eran un espacio de mucha innovación, empecé a hablar de crianza en este mundo digital. 

 

Con el tiempo vino la emigración; nos mudamos a República Dominicana, donde tenemos 10 años viviendo ya. O sea que Modo Mamá prácticamente se ha desarrollado aquí en el Caribe. Mis hijos ya más grandes, ya yo con una situación de vida adulta, de pareja matrimonial, mucho más adelantada en el camino del tiempo, con más experiencia. Y decido entonces estudiar psicología clínica. Estudio psicología clínica, en paralelo seguía siempre tomando formaciones, tomando diplomados en todo el tema que me interesa, que es la comprensión del ser humano desde una mirada empática, humanizante.

 

Y por eso entonces estudié terapia familiar sistémica, neurociencia, psicoterapia gestalt. Luego empiezo una maestría en terapia familiar y es en ese punto en el que estoy ahora mismo a nivel de formación.

 

En todo caso, Modo Mamá evoluciona, evolucionan también las redes sociales. Nace Instagram, o aparece Instagram como una opción y entonces yo hago realmente como una especie de migración porque hoy en día la cuenta de Twitter ni siquiera sé en que está, porque fue hackeada hace unos meses y de verdad no sé que vaya a terminar pasando con ella. Pero bueno, en este punto, estoy muy dedicada a compartir contenido entonces en estas otras plataformas como canal de YouTube, como plataformas de podcasts, el mismo Instagram, etcétera, etcétera.

 

Gracias al camino que he podido recorrer en mi propia maternidad, en la que ya tengo un hijo adulto fuera del nido, incluso porque Santiago quizás alguno de ustedes saben, mi hijo mayor está estudiando la universidad en España desde sus par de años, mis hijas ya en secundaria, pensando en universidad, que van a estudiar que van a ser cuando se gradúen, etcétera.

 

Todos esos años de mi propia experiencia, más los años de acompañar a familias, primero como coach que también lo soy, coach de familias, también como psicóloga, me han permitido hacer este tejido en el que hoy siento absoluta identificación, serenidad sobre todo, y y la necesidad de seguir transmitiéndoles a ustedes lo que siento, que es la base de una relación de familia sana, así estamos hablando de una familia de dos personas. Creo que la base es entender que el camino que yo recorro junto a mis hijos deja en ellos una huella de por vida. Cuando yo entiendo, como decía en mi conferencia TED, que nosotros vamos a pasar cerquita de nuestros hijos solo un quinto, solo una quinta parte de sus vidas, ahí la pregunta que cabe inmediatamente hacernos es ¿Qué voy a hacer yo con este tiempo? ¿Cómo decido invertirlo? ¿En qué lo voy a usar?

 

Probablemente algunos de ustedes vienen de experiencias infantiles y adolescentes porque seamos padres o no, todos tuvimos infancia, todos tuvimos adolescencia. Probablemente hay algunos de ustedes que me está escuchando en este momento que vienen de una situación de una experiencia que fue poco amable, que fue atemorizante, que fue incluso dolorosa o violenta.

 

Una de mis misiones es decirte a ti, si te ubicas, si te identificas con esta pequeña descripción que acabo de hacer, que todavía es posible construir vínculos sanos con tus hijos. A veces las personas creen que porque tuvieron experiencias así, solo les queda repetir el patrón. Y déjame decirte, déjenme decirles que, afortunadamente la crianza parte de todo lo que sucede en un órgano maravilloso que es el cerebro que tiene la capacidad de desaprender y reaprender; que por supuesto toma tiempo, que por supuesto toma trabajo, que es un compromiso profundo, que a veces pueden pasar años en los que yo logre sentir más alivio respecto a la historia que viví, sí.

 

Sin embargo, siempre puedes hacerlo mejor. De hecho, biológicamente, cada generación está llamada a hacerlo mejor para la generación siguiente. Si tú piensas, por ejemplo, en cómo fueron criados tus padres en comparación a cómo fueron criados tus abuelos, probablemente hubo una mejoría. Y si tú piensas en como fuiste criado tú en comparación fueron a como fueron criados tus padres, confirmarás que también hubo una mejoría. 

 

Así que la tendencia es a mejorar. Por lo menos en temas de, correcciones, castigos, consecuencias, esa manera de criar que quizás se ha ido quedando en el pasado, en la que entendíamos que los padres eran una autoridad intocable y que solamente estábamos aquí para obedecer. Una que trajo como consecuencia personas ciertamente muy obedientes, pero quizás con mucha dificultad para expresar lo que sienten, para establecer un límite que los proteja. 

 

Aquí entonces caigo en un tema que para mí también es fundamental, y si conoces mi trabajo desde hace un tiempo, sabrás, te habrás dado cuenta lo mucho que nombro los límites, porque los límites para mí son protecciones. 

 

Muchas veces llegan a mi adultos diciéndome: es que mis hijos no respetan los límites, es que yo pongo los límites y ellos los se los llevan por delante. Pero cuando yo empiezo a entender como adulto, como adulta, que los límites atraviesan absolutamente todas las relaciones que voy a vivir, incluso con las personas en las que voy a tener una cortísima conversación, en toda mi vida, empiezo a entender que esto tiene más que ver conmigo y que una vez que yo lo trabajo, que lo alivio, que me entreno, que le doy el valor a los límites que tienen, se hace mucho más fácil transmitírselos a mis hijos. Igualmente, para mí es fundamental entender que en la crianza podemos perfectamente construir una autoridad amorosa.

 

Y esto de nuevo es otro desafío porque probablemente nosotros venimos de experiencias en las que la autoridad viajaba su vida en el vehículo del miedo. Entonces, ahí no era que yo hacía caso por respeto, es que yo hacía caso por temor. Lo que pasa es que a ese miedo, a ese temor, le puse encima la etiqueta “respeto” que es como más bonita, más digerible.

 

Pero yo estoy absolutamente convencida porque lo viví como hija, porque lo estoy viviendo como mamá, porque mis hijos ya uno adulto casi y dos adolescentes me dicen “Esto que nosotros hemos construido se siente bien, se siente seguro.” Se siente como un espacio confiable en el que yo puedo venir a pedir ayuda si en algún momento lo necesito.

 

Así que, conociendo mi trabajo, se darán cuenta que esto lo atraviesa. Que para mí, el tema de los límites y de la autoridad amorosa están absolutamente siempre presentes. Para mí también es fundamental entender que necesitamos pedir ayuda, que no estamos diseñados para criar solos, que esa crianza moderna donde yo no sé qué está pasando con la vecina aunque tenga hijos de la misma edad de los míos, a veces deja una sensación de mucha soledad, para la cual ni siquiera estuvimos diseñados. Cuando nosotros pensamos en esas madres de hace décadas o siglos que criaban en comunidad, que criaban sin paredes de por medio que separaran unas de otras, como de hecho todavía lo hacen en algunas culturas originarias. Ahí entendemos es que cuando nacía un bebé, nunca faltaban brazos; cuando nacía un bebé, aunque la madre se enfermara, siempre iba a ver por lo menos otro cuerpo de piel, de calor que pudiera darle a este bebé lo que necesitaba. 

 

Así que, como eso es parte de nuestro diseño humano, me vas a escuchar planteándote muchas veces que volvamos a la tribu. La tribu puede ser virtual, ojo, y la pandemia nos lo confirmó, pero criar absolutamente aisladas, solas, solamente con un referente a través de una pantalla con el que no hay ningún tipo de intercambio, atenta contra mi salud mental.

 

Una cosa es que creo también, y estoy aquí haciéndote prácticamente como un manifiesto, es que, cuando nosotros actuamos desde el respeto, cuando actuamos desde los límites claros, cuando actuamos desde la empatía, estamos protegiendo nuestra salud mental y la de nuestros hijos. 

 

Hay algo muy, muy gracioso que alguna vez me comentó mi esposo cuando empezábamos a adentrarnos en el mundo de la paternidad, la maternidad, la crianza respetuosa, y él me decía ojo, tiene que ser respetuosa en doble vía.Yo no puedo, bajo el paraguas del respeto, simplemente dejar pasar una cantidad de cosas que mi hijo en este momento está experimentando porque yo entonces lo estaré respetando. Yo también necesito sembrar en mi hijo o en mi hija, que en algún momento yo voy a esperar reciprocidad en ese respeto. Y estoy absolutamente de acuerdo para que las relaciones funcionen y sean saludables y sostenibles en el tiempo, tiene que haber una reciprocidad. Ese intercambio basado en el respeto es lo que garantiza que estas relaciones sobrevivan, se mantengan cercanas si además hay afecto y vínculo. Creo también, y de alguna manera me fui decantando por mi credo, creo también que las madres estamos finalmente rompiendo el paradigma que tanto se nos impuso y que tanto compramos, de que sólo podíamos ser buenas madres. Que las buenas madres no se cansaban, no perdían la paciencia, no gritaban, no metían la pata, no tomaban malas decisiones. Y creo que finalmente estamos haciendo las paces con entender que una madre humana, como ya lo dijo Donald Winnicott: “Una madre suficientemente buena experimenta toda la gama de emociones”. Y cuando yo acepto esto, que creo que es muy liberador (y ojalá que para alguna mujer que lo está escuchando, sea así), cuando yo acepto que una madre humana, suficientemente buena, es una madre sintiente de lo bonito y lo feo, lo agradable y lo desagradable, porque ya entendemos que no hay emociones negativas ni positivas, hay emociones más agradables de sentir que otras, pero todas cumplen una función. Cuando yo entiendo esto, entonces ya yo logro sacar sin culpa ese adjetivo de “perfecta” que había dejado que se colara en la oración y que nunca perteneció a ese lugar.

 

Porque una maternidad humana no es una maternidad perfecta. De hecho, todo lo que el hombre crea tiene en riesgo de ser imperfecto porque has creado por el hombre que es, a su vez, imperfecto. Entonces, diciéndote esto, quiero decirte que en este espacio son bienvenidas las mamás que quieren crecer, que tienen curiosidad, que quieren revisar que quieren plantearse otras estrategias. Aquí no hay un filtro que le niegue la entrada a la mamá que pierde la paciencia, que grita, que ha pegado en algún momento, porque yo entiendo que sí, eso pasó en algún momento. Pero tú has llegado aquí porque tú quieres hacer un cambio o al menos empiezas a asomarte en la posibilidad de hacer un cambio. Así que, bienvenida. 

 

Creo también que para los papás está haciendo un momento retador en el que estamos deconstruyendo ese estereotipo del “padre” que era el padre proveedor, no muy presente, no muy disponible, pero que si era proveedor ya con eso bastaba y ese papá estaba cumpliendo. Hoy en día, creo que los hombres también tienen un poco cuesta arriba encontrar referentes que sirvan de inspiración, modelos. Pero al mismo tiempo me doy cuenta que hay cada vez más hombres y en este punto, celebro, por ejemplo, a Justin Baldoni, que habla desde su libro desde sus podcast, desde todas las plataformas en las que puede, de una masculinidad también sintiente. Así que si el papá de nuevo, bienvenido a este espacio de crecimiento en el que yo, desde mi realidad como mujer y como mamá, procuraré alivianar el camino e iluminártelo en la medida que sea posible para ti.

 

Los abuelos también están entendiendo que estamos haciendo un cambio. Creo que nuestra generación tiene también la responsabilidad de filtrar toda esta información que ahora tenemos disponible, que quizás nuestros padres, por muy curiosos que fueran, no tenían tanto acceso a tanta información a la vez. Y somos quizás nosotros los responsables de digerirla, elegir qué funciona para mí, con que me quedo, que deshecho, y entender también que nuestros padres, ahora, en esta nueva vuelta que les da la vida convertidos en abuelos, van a querer probablemente también entender por qué ahora se hace tan distinto a cómo lo hicieron ellos. Bienvenidos los abuelos. Sé que hay muchas abuelas en este espacio, leyéndome escuchándome, acompañándome en los retiros y nos brindan una iluminación, una sabiduría y una serenidad que realmente se convierte en inspiración. Es en la abuela que yo me quiero convertir en algún momento.

 

Dicho todo esto, creo que es importante rescatar en esta presentación, en este primer episodio, que este va a ser un espacio que vamos a ir construyendo juntos. Por mucho tiempo tuve la idea de sacar adelante un podcast o un videocast o algo donde yo pudiera conversar de distintos temas. Pero si le soy muy honesta, yo estaba esperando estar más preparada, leer más, conocer más, ver a más personas en las sesiones uno a uno, volverme más experta en la entrevista que yo quiero conducir. Pero llegó un punto en que yo misma me dije “esto va a ser algo en construcción que probablemente el episodio uno no se va a parecer en nada al episodio 100 y al episodio 1000 y al episodio 100,000”. 

 

Así que, gracias por estar aquí. Gracias por escuchar este recorrido que he compartido para ustedes contándoles un poco de qué me conforma al día de hoy, y encantada de compartir con ustedes. Nos seguimos encontrando en un próximo episodio de Vida Contigo. 

Te acompaño a encontrar la claridad y la paz que necesitas para disfrutar más de todos tus roles

Con mi guía profesional, te brindaré las herramientas y recursos para que puedas transformar tu realidad y crear una experiencia de vida y de crianza más amable, más afectiva y más sana emocionalmente.

CONSULTAS

Suscríbete al Newsletter