Objetivos Parentales con Vida Gaviria - Vida Contigo Podcast

Mar 16, 2023

 ¡Hola Hola! Te doy la bienvenida a otro episodio de Vida Contigo, espacio en el que atendemos temas relevantes y tranquilizadores en este largo viaje de la crianza. Hoy quiero hablarte de un concepto en el que profundizo muchísimo en mi programa, PazCiencia y Vida. Es un concepto que para mí es revelador porque una vez que lo tienes claro, es como cuando estás manejando para un sitio al que vas por primera vez, y la enorme diferencia está entre hacerlo con un GPS o sin un GPS.

 

Pues bueno, esto hace más o menos la misma función. Los objetivos parentales son para mí, aquello que nosotros en la vida regular llamamos “metas o propósitos”. Cuando tú tienes claridad en el destino final, va a ser mucho más corto y efectivo el viaje. El objetivo parental es aquello que tú sí quieres lograr en el corto, mediano o largo plazo en el ejercicio de maternar o paternar, para que cuidar a tus hijos sea un viaje más certero.

 

Te voy a poner una situación, que se nos ha presentado con frecuencia absolutamente a todos, para que vayamos haciendo el ejercicio de entender ¿Cuál es el objetivo parental y cómo entenderlo? 

 

Supongamos que tienes niños pequeños y que estás tratando de instaurar en ellos el hábito de cepillar los dientes. Sí, tu objetivo parental es que tus hijos aprendan de manera autónoma a cepillar los dientes al punto en que hayan integrado este hábito y llegue un momento en que tú no tengas que recordárselos más. Entonces, para llegar a este objetivo, tú vas a usar distintas estrategias: la repetición, la canción, el sticker, el premio, el modelaje, me cepillo contigo al lado, te compro una pasta de dientes de colores, un cepillo de dientes de luces, etc. 

 

Todas estas estrategias están apuntando a alcanzar este objetivo que, como ya te dije, es que en algún momento, tu hijo o tu hija sea autónoma en el cepillado, haya integrado el hábito y no dependa de ti ni de tu recordatorio para que lo haga.

 

En el camino van a haber muchos intentos de escape. No se van a querer cepillar un día, se van a cepillar medio mal, se van a cepillar solo con agua, se cepillaron muy rápido… Esto va a tomar un tiempo, como ya todos lo sabemos, incluso nosotros, cuando éramos niños, pasamos ese camino natural, esperable y humano. Y el día de hoy, no nos acordamos qué pasó, pero nosotros ya sabemos que todos los días nos queremos cepillar los dientes. 

 

Cuando tú dices “te voy a castigar porque eso que hiciste fue muy feo. Botar toda la pasta, que horror!” O lo contrario: “ahora que lo hiciste, te voy a dar un premio, que es que después que te cepille, te voy a dar un dulce.”  Nos estamos desviando del objetivo, porque si yo sé que mi objetivo es instaurar en mi hijo o en mi hija el hábito, cuando yo lo castigo, la cepillada la asocia con irrespeto y ahora te voy a castigar. Ojo, esto no quiere decir que la situación no se puede tornar complicada y va a haber momentos en lo que sí se desviará del camino. Pero si yo tengo claro el objetivo, va a ser mucho más difícil que yo no me distraiga de mi meta. Supongamos que yo estoy en plena tarea de acompañar a mis hijos y ya cerrando el día, llega el momento de la cepillada pero son pequeños, que uno sale corriendo, el otro llena de pasta diente al otro. Pero yo tengo presente mi objetivo y cierro los ojos mientras te lo digo yo lo hago como para mirar adentro y que nada me distraiga, y me recuerdo que mi objetivo es que aprenda a cepillarse y ya no dependan de mí para hacerlo ni para recordárselos.

 

Pero si yo en este momento pierdo la paciencia (que puede pasar), y agarro a mi hijo a la fuerza y lo cepillo duro hasta que llora y me digo, “ah, lo logré, conquisté la meta, mi hijo va a dormir cepillado”. Pero se irá a dormir asustado y llorando, entonces ahora la acostada se vuelve todavía un proceso mucho más largo y me habré desviado del objetivo. 

 

Vamos a ver otro ejemplo con un niño un poco más grande. 

 

Supongamos que tienes un niño empezando la primaria y que en este momento, una de tus metas desde el punto de vista de estudios o académico, es que se vuelva más autónomo en la organización de su tiempo para hacer sus tareas en la tarde, y lo que tiene que ver con el colegio.

 

Entonces, cuando yo tengo claro ese objetivo, yo voy a disponer todas las estrategias para conseguirlo. Y eso se puede ver más o menos así: “Mi amor, llegaste del colegio, vamos a almorzar”. Hacemos la rutina post-colegio, y en la tarde yo, el adulto, facilito todo lo que tiene que ver con llegar a ese objetivo. ¿Cómo te apoyo? Aquí tienes la mesa. Aquí tienes el lápiz que se te acabó. ¿Dónde está tu libro? ¿Quieres una lámpara? Y establezco las condiciones para llegar a ese objetivo. No vamos aprender la televisión en este momento. Yo te acompaño. Si te cuesta, yo te lo leo. Hazlo tú solo. Y yo te lo corrijo y así voy. Tejiendo la estrategia que me vaya acercando a mi objetivo. 

 

Pero cuando el objetivo no está claro, puede que yo pierda la paciencia, me desgaste, le regañe, le grite, le castigue, yo misma me distraiga y me desenfoque. Pero si yo no tengo claro lo que quiero instaurar en mi hijo o en mi hija es el hábito del estudio, para que sea cada vez más autónomo, la estrategia no va a estar tan afinada. 

 

Supongamos que este hijo creció y que ahora es un adolescente. Estamos entrando en esta etapa que a mí, como papá, como mamá, me da un poco de temor, porque siempre he escuchado que la adolescencia es tiempo de distanciamiento, tiempo de desconfianza, tiempo de irrespeto, y yo tengo como objetivo que en esta etapa, mi adolescente y yo tengamos una relación de conversación, de confianza. 

 

Supongamos entonces que yo decido que la estrategia para llegar a esa meta o a ese destino, es conversar mucho con mi adolescente, cuando estamos solos en el carro que no están los hermanos y le pregunto cómo le fue. Y entiendo que si no me responde en ese momento, no está muy en ánimo de responder, pero yo le cuento cómo me fue a mí, porque yo tengo claro mi objetivo.

 

Si yo no lo tengo claro, muy probablemente yo me voy a desviar y te voy a decir “contigo no se puede hablar, o intento ponerte una conversación y tu solamente me sales con monosílabos.  A ti no te interesa lo que yo te cuento. Eres un desconsiderado, porque yo te hablo y tú ni me respondes. Te has vuelto un apático, un ermitaño. Siempre quieres estar metido en tu cueva, entonces te subes en el carro y es con los los auriculares y llegas a la casa y comes y te encierras y no quieres saber nada de mí! Claro que yo puedo sentir todo esto, pero si se convierte en mi discurso regular, el objetivo parental quedó lejísimos. O sea muy poco de lo que estoy haciendo, va a construir el camino que me va a acercar a mi meta, que es que mi adolescente y yo tengamos una relación cercana.

 

Entonces, todos estos ejemplos que te he mencionado son ejemplos que podemos hacer de manera preventiva. Es decir, yo quiero que mis hijos aprendan a cepillar, yo quiero que mis hijos sean autónomos en los estudios, yo quiero que mis adolescentes tengan una comunicación más cercana conmigo. Son cosas que yo pudiera plantearme así, como proyecto. 

 

Pero supongamos que se presenta una situación que no estaba en el proyecto, que no estaba en plan. Y tienes que decir ya cuál es la consecuencia que vas a tomar cuando hablamos de consecuencias versus castigos. ¿Cuál es mi objetivo parental? Es fundamental tenerlo claro porque va a terminar siendo crucial y decisivo en lo que va a pasar después. 

 

Supongamos que ya no es un niño de primaria, sino que es un adolescente que no ha logrado ser autónomo con el tema académico y venimos arrastrando este tema desde primaria. Todavía necesita refuerzos y sigo teniendo como objetivo parental que se organice mejor, que administre mejor su tiempo para que el tema académico le sea más fácil, que fluya mejor y tenga mejores resultados escolares. Supongamos que llega el momento decisivo de entrega de notas, de ver el saldo final del año escolar y no le fue bien. Tu objetivo en este momento sigue siendo el mismo: que se haga más autónomo, que administre mejor su tiempo. Entonces, aquí de repente, tú dices, genuina y humanamente, “caramba, tanto que yo he trabajado, tanto que yo he apoyado, tanto que yo he sido proveedora de recursos para facilitarle estudiar mejor y al final no lo logró”.

 

No lo logró por las circunstancias que hayan sido, por decisión voluntaria o involuntaria, lo que sea, no lo logró. Mi objetivo, aquí entonces, demostrarle a mi hijo que tengo entonces el poder de quitarle todo lo que tenía, de quitarle lo que le duele, de quitarle los beneficios, entre comillas. Eso obviamente es algo que parte de mi ego. Obviamente estas estrategias no van a lograr que mi hijo se acerque al objetivo, que ya lo tenemos clarísimo. Así que, cuando entendemos que el objetivo está fuera de mi control, que hiere mi ego, que los esfuerzo que yo he hecho definitivamente no conectan con la película que yo tenía en mi cabeza, caemos entonces en esa sensación de fracaso: yo lo hice mal, algo que yo deje de hacer o hice demasiado trajo este resultado. Entonces hemos recorrido así la crianza con este autoengaño, que estamos sintiendo frustración porque la meta, el resultado, no se parece a lo que yo tenía en mi película. Pero si entiendo que el objetivo es acompañarte, yo voy a sintonizar mi GPS para que luego tú puedas sintonizar el tuyo. Si yo no me desvío del objetivo, y sé que esta es una invitación bien retadora, yo voy a lograr acompañar a mi hijo o a mi hija a que desarrolle esa habilidad que quiero que desarrolle. 

 

¿A dónde quiero llegar? Es la pregunta que me tengo que hacer. ¿Qué es lo que quiero poner en ese Waze, en ese GPS, en ese mapa como destino final? Porque cuando tengo claro el final, se hace mucho más corto el recorrido. 

 

Esto me recuerda un poco a una invitación que me hace constantemente mi queridísima amiga Claudia Donoso; ella nos dice que es más fácil conseguir la meta si empezamos a trabajarla desde el final. Si yo quiero publicar un libro el año que viene, por ejemplo, ¿qué tiene que estar pasando el mes antes de la publicación? ¿Qué tiene que estar pasando 2 meses antes? ¿Qué tiene que estar pasando un año antes? ¿Qué tiene que estar pasando hoy mismo para que al cabo de un año, mi libro esté publicado en las librerías? Entonces, eso solo lo puedes hacer cuando tu meta esta clara; en este caso, publicar un libro. En la crianza no es diferente. 

 

Entonces, mi tarea para ti hoy, mi invitación, es que te preguntes en este momento de tu realidad, del ciclo vital que estamos recorriendo con nuestros hijos, con las edades que tienen, con las circunstancias en las que estamos, con la realidad que estamos transitando — no la que voy a tener dentro de tres años, cuando algunas circunstancias se conjugan, no — hoy. ¿Cuál es mi objetivo hoy con cada uno de mis hijos? Porque son objetivos individuales y vamos a tener algunos familiares, pero otros van a estar atados a cada unos de nuestros hijos. 

 

¿Sí, cuál es mi objetivo? Una vez que te respondas, la siguiente pregunta es: ¿Cuál es mi camino para llegar a ese objetivo? De aquí a una semana, a tres meses, a el año que viene, vas a tener eso mucho más claro. Y si no lo haz logrado ya, estoy segura que vas a estar por lo menos en el camino que te va a brindar la certeza y la seguridad de que estás transitando la ruta correcta. Y te pido por favor, que una vez hagas este ejercicio, me lo comentes.  

 

Yo estoy encantada de compartir contigo por esta vía toda esta información que nos deja pensando, que nos deja reflexionando, que nos hace mirar adentro, porque este es un ejercicio en doble vía. Ser padres es una invitación a mirar adentro y ser cada día mejores personas, independientemente de nuestros hijos, porque eso inevitablemente, se va a traducir al ejercicio de acompañarlos a crecer.  

 

Gracias de nuevo por estar aquí y nos encontramos muy pronto en otro episodio de Vida Contigo.

Te acompaño a encontrar la claridad y la paz que necesitas para disfrutar más de todos tus roles

Con mi guía profesional, te brindaré las herramientas y recursos para que puedas transformar tu realidad y crear una experiencia de vida y de crianza más amable, más afectiva y más sana emocionalmente.

CONSULTAS

Suscríbete al Newsletter