Las Mentiras en Nuestros Hijos con Vida Gaviria - Vida Contigo Podcast

Apr 27, 2023

Hola hola yo soy Vida Gaviria y te doy de nuevo la bienvenida a un nuevo episodio de Vida Contigo, este espacio en el que atendemos por primera vez o repetidamente alguna información que tiene que ver con crianza; este viaje es largo y delicado que decidimos emprender y que impacta para siempre la vida de una o más personas. Hoy vamos a entrar en un tema que puede ser escabroso, que puede ser incómodo y que es cuando nuestros hijos deciden decir una mentira.


Por supuesto, en este tema hay, como en todos los que tienen que ver con la naturaleza humana que somos entes orgánicos y cambiantes, muchas aristas. Y de manera rápida, la respuesta ante este y cualquier tema es "depende". Depende de muchos factores: de la edad que tenga tu hijo o tu hija cuando recurre a la mentira, de la frecuencia con que lo hace, de qué está ocultando, de el impacto de haber sabido la verdad, así que vamos a hacer una pequeña disección de manera muy subjetiva por supuesto, imaginando los distintos escenarios que pudiéramos transitar y por los cuales nos preocupa y nos interesa saber qué hay detrás de recurrir a la estrategia de la mentira.


En primer lugar, quiero decirte y quiero pedirte mas bien, que cuando descubras a tus hijos diciendo la mentira, no diciendo la verdad, ejecutes una micro pausa y te des 1 segundo para entender que tu hijo o tu hija decidió esto por evadir algo que le daba mucho miedo. Esto no es contra ti, esto no es de nuevo porque sea un mal hijo, una mala hija. Esto no quiere decir que se va a convertir en una persona en la que no se va a poder confiar, un mentiroso crónico, una mentirosa. Muchas veces entramos en esa película muy adulta y muy trágica, de manera muy rápida y emitimos unos juicios que son muy contundentes y negativos para esta personita que está todavía en proceso de formación para una autoestima que está en construcción. Por eso te pido que ante el descubrimiento de una mentira te muerdas la lengua antes de decir "perdí la confianza en ti, eres una mentirosa, más nunca vuelvo a creerte". Es muy duro para una persona joven escuchar esto de sus figuras significativas.

Dicho esto, quiero adentrarme en el por qué las personas de cualquier edad deciden decir una mentira.


La mentira es aquella ruta, como aquel atajo que se supone que nos ofrece una salida más fácil y menos dolorosa para una situación. Entonces, habrá mentiras tan simples o blancas, como les decimos, como cuando un hijo te dice que ordenó su cuarto, pero cuando te asomas debajo de la cama, todo está ahí, ¿no? Entonces, bueno, ¿por qué mi hijo me va a decir que ordenó cuando realmente no ordenó? Bueno, porque a lo mejor en su proceso mental infantil o juvenil, concluyó "Bueno, va a ser mucho más fastidioso escuchar las consecuencias de decirle a mis padres la verdad, que no quiero ordenar en este momento y que lo que quiero es salir corriendo y ponerme a hacer otra cosa, que decir una mentira".


Entonces, ante algo tan inocuo, tan sencillo, tú pudieras "decirle ven acá, ¿qué es lo que realmente pasa? ¿Por qué no estás ordenando el cuarto? ¿Es que es mucho? ¿Es que estás cansado? ¿Es que no sabes por dónde empezar? ¿Es que sientes que se volvió un caos y necesitas un poco de ayuda?" Entonces ya ahí nos vamos a la raíz del por qué y no sólo al hecho de que nos dijo una mentira.


Recordemos que hay una invitación que te hago siempre y que tengo bueno, muchísimos años haciéndote y es a ver las conductas como simplemente la lucecita que se prende en el tablero y que llaman nuestra atención, pero esa no es la raíz de lo que motivó a esa persona tomar esa decisión. La mentira te llama la atención y es algo que tú dices, lo quiero cambiar, lo quiero erradicar, quiero que no pasen más. Pero no es verdaderamente la razón que subyace debajo de haber decidido no decirte la verdad. Entonces, cuando yo entiendo, ok, la mentira llamó mi atención, logró captar que yo en este momento me dedicara a atender cualquier cosa que estaba pasando con mi hijo, con mi hija, pero no es ahí donde me voy a quedar, voy a ir más adentro, voy a ir más profundo.


Retomo el ejemplo del desorden que es súper cotidiano y que nos pasa a todos. ¿Cuéntame por qué, cuéntame qué necesitas, cuéntame cómo te puedo ayudar? Y en este ejercicio de preguntar, fíjense que todo el tiempo lo he abordado desde la pregunta y no desde el sermón o aleccionar a nuestros hijos. Yo estoy haciendo algo que también vamos a seguir atendiendo en otros episodios que es ayudar a mi hijo a mi hija a construirse como una persona autónoma que toma decisiones que le protegen. Cuando yo le hago preguntas, yo estoy poniendo la pelota en la cancha de mi hijo y le estoy diciendo, dame tú la solución.


¿Cuéntame tú qué se te ocurre?


Piensa un poquito, porque es mucho más fácil la crianza desde el sermón y yo decirle "ven, acá ven, yo te ayudo, vamos a recoger, esto se te volvió un caos, esto te pasa por pasar una semana sin ordenar el cuarto y entonces ahora tienes un lío que no sabes ni por dónde empezar". Ya yo te dije todo, y eso como adultos yo lo puedo saber y ojo, va a haber momentos, va a haber días en los que quizás no voy a tener mucho tiempo para entrar en razonar, en profundizar, en analizar y voy a decir todo esto que les acabo de decir, pero vamos a intentar que la mayoría de los días pasemos por el ejercicio de devolver preguntas.

Cuéntame por qué, cuéntame cómo, cuéntame para qué, cuéntame cómo te sientes tú sabiendo que me dijiste a mí que habías ordenado el cuarto, pero realmente todo está abajo de tu cama y que sabes que en algún momento vas a necesitar algo de lo que está allí escondido y bueno, y se va a saber qué no me dijiste la verdad, cuéntame, a lo mejor ni siquiera lo había pensado.


Supongamos que eso fue una mentira blanca, como solemos categorizarlas, pero hay otras mentiras que pueden poner a nuestros hijos en riesgo y de nuevo lo vamos a abordar igual. La mentira fue la lucecita que se prendió en el tablero, pero no es lo único que voy a atender, porque si es lo único que atiendo yo estoy abandonando el territorio de lo verdaderamente importante. Supongamos que a mi hijo, a mi hija lo expulsaron del colegio por algo que hizo y esta fue la decisión final. No vas a venir tal día o vas a venir, pero no vas a entrar a tal clase y que el colegio por política no me aviso, supongamos que estamos hablando de un adolescente. Aunque generalmente los colegios avisan, pero bueno, supongamos que el colegio no aviso o que mi hijo se las ingenió para que yo no me enterara.


Cuando tú descubres esto, lo que te va a doler de primera mano va a ser la mentira. Que tu hijo te lo haya ocultado, que no haya confiado en ti para decirtelo, que tú te enteres de ultimo, etcétera, etcétera. Pero realmente lo que hay allí de fondo es una oportunidad para entender qué está pasando para que tú llegues a un punto en que el colegio tenga que decirte, te mereces esta sanción, no queremos que estés aquí el día de mañana porque queremos que reflexiones, queremos que uses este tiempo para pensar, para investigar, para hacer un trabajo que tienes pendiente y que salgas de esta deuda académica.

Entonces, de nuevo la mentira está siendo simplemente esa lucecita que llama nuestra atención, pero no es lo único que voy a atender. Por supuesto que puedo abordar el tema de "cuando tú eliges, no decirme la verdad, se abre un espacio de riesgo en el que yo no tengo cómo ayudarte. Porque si yo no estoy sabiendo realmente lo que está pasando contigo, no tengo acceso a la información necesaria para ayudarte a salir del lío".

Por supuesto, este mensaje va a ser congruente si yo he sido equipo de mis hijos. Pero si yo a lo largo de nuestra historia como mamás con hijos, papás con hijos, he sido mas bien quién te asusta, quien te amenaza, quien te humilla, quien te ridiculiza, quien te castiga, que yo venga hoy a decirte "cómo te ayudo si no tengo la información", va a ser una oración que se va a caer porque va a tener patas muy cortas.


Pero si yo congruentemente me he puesto de tu lado, incluso en las más difíciles y te he dicho "que metida de pata, decidiste esto que te trajo unas consecuencias dolorosas, innecesarias, cómo lo vamos a solucionar porque esto es un regaño". Obviamente va a haber momentos en los que yo te voy a tener que decir lo que decidiste no estuvo bien, pero cómo te lo digo, al final también te transmite, incluso en las metidas de pata, tú cuentas conmigo. Entonces, si este es el trabajo que yo he venido haciendo, cuando tú dices una mentira y yo te digo "sin la información verídica, yo no tengo cómo ayudarte" a nuestro hijo, le va a hacer "match" este mensaje con lo que nosotros históricamente hemos hecho.


Pero de nuevo, como siempre digo, la buena crianza o cualquier tipo de crianza es una siembra en la que todos los días yo estoy abonando, poniendo fertilizantes, corrigiendo temperatura, vitaminas, minerales, nutrientes, luz, etcétera, para luego en el camino ir cosechando.


Entonces si yo he sembrado confianza entre nosotros y te demostrado que tú cuentas conmigo, el día que me dices una mentira va a ser perfectamente creíble que hoy, como tú adulto cuidador, yo te diga "sin datos, yo no te puedo acompañar ni te puedo cuidar y proteger". Entonces supongamos que la mentira es todavía más riesgosa o peligrosa.

Es que no te dije que estoy consumiendo una sustancia, es que no te dije que le pedí prestado un dinero a un amigo para comprar un dispositivo electrónico para fumar y ahora se supo, es que no te dije que le rompí la computadora por accidente a alguien y están esperando que yo la reponga, pero yo no tengo el dinero para reponerla y te lo tengo que decir pero me da miedo decírtelo porque me da miedo que me castigues y que te pongas muy brava, muy brava y han pasado los días y yo estoy viendo cómo hago para evadir la consecuencia.


Aquí de nuevo, el llamado de atención inicial, va a ser descubrir la mentira, pero siempre vamos a ir a la raíz de qué motivó que tú iniciaras estas conductas que te ponen en riesgo.


Si tú descubres que tu hijo está consumiendo una sustancia y que no te lo había dicho, eso va a pasar a un segundo plano. ¿Es por qué estás consumiendo? ¿Qué ganancia tienes de consumir? ¿Qué estás queriendo no sentir? ¿Qué estás evadiendo? ¿A dónde estás queriendo pertenecer, qué estás obteniendo de esta dinámica? Si le rompió la computadora a alguien, el colegio no te lo ha dicho, pero ven acá, o sea, si tú no me lo decías ¿Cómo tú ibas a salir de este lío? en que momento tú pensaste? Porque el niño o adolescente obviamente tiene una ruta de pensamiento mucho más superficial que la nuestra.


¿En qué momento tú pensaste que tu ibas a poder saldar este evento si no cuentas conmigo? Entonces, de nuevo fíjate cómo a lo largo de lo que te he ido contando, la mentira es una ruta de escape engañosa porque sabemos y hemos comprobado que las cosas generalmente se saben, pero que no hace de nuestros hijos malas personas. Si yo elijo quedarme en "eres un mentiroso, perdí la confianza en ti, me engañaste, eres una mala persona, te vas a convertir en una mentirosa para toda la vida, nadie te va a creer, vas a perder a todo el mundo, a tus amigos, etcétera, etcétera".

Y si yo insisto insumir a mis hijos en la vergüenza, entonces la mentira se va a convertir en un problema, prácticamente lo voy a patologizar y voy a hacer sentir a mis hijos como que lo único que ellos son en la vida es ser unos mentirosos, y voy a estar desatendiendo lo que provocó que mis hijos tomarán esta decisión.


Sé que es una mirada distinta, sé que es una mirada que nos reta a pensar, sé que es una mirada que me confronta con "pero bueno Vida, si me están diciendo una mentira entonces ¿Cómo yo no lo voy a confrontar y les voy a decir muchachito, carricita, venga que me dijiste una mentira?" Claro que sí, eso también lo vamos a hacer, pero eso es paso 1. El paso dos importante aleccionador, que nos va a dar a dejar una enseñanza a ambos para toda la vida, es ir a lo profundo que hizo que tu hijo o tu hija eligiera la ruta de la no verdad. Aquí también tenemos la tarea de evaluar, cuando mis hijos han sido frontales y me han dicho algo que han hecho inadecuadamente, cómo he respondido yo o cómo he reaccionado.

Porque si mi reacción es castigarlos desmedidamente, agredirlos, ridiculizarlos, contárselos a toda la familia, avergonzarlos, pues déjame decirte que estás elevando la probabilidad de que no te digan la verdad.


Tú como adulto, tú siendo una persona grande, con experiencia, con mucho más manejo de las consecuencias, si sabes que el otro no va a comprender, no va a ser empático, te va a tragar viva o vivo, tú también vas a sentir miedo de decir la verdad.


Entonces, te regalo esta tarea para que lo pienses y como siempre te pido, cuéntame qué se mueve en ti. ¿Qué te hace pensar revisitar la mentira desde este lugar, desde este lugar que puede ser novedoso dentro de tu paradigma o tu marco de creencias? Ojo, no propongo que esta sea la única ruta ni la verdadera, es la que yo considero la más saludable, sobre todo si queremos acompañar a que nuestros hijos se formen como personas autónomas, saludables y que el día de mañana tengan la capacidad de tomar decisiones, no por temor a lo que yo como adulto puedo hacer, sino porque esto no me conviene a mí como persona.


Entonces si esa es una de mis metas parentales, si ese es uno de mis objetivos, que tú seas una persona que toma decisiones que te protegen a ti, engancharme en la mentira me desvía completamente ese objetivo.


Gracias por acompañarme en este nuevo episodio de Vida Contigo y nos volvemos a encontrar muy pronto.

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